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Donar no empobrece, ¡nos enriquece!

Voluntarios sienten que se están enriqueciendo como personas.

Esta es una verdad que se puede aplicar a diversos aspectos de nuestra vida. Yo también diría que donar nos enriquece, en el sentido más amplio que se pueda imaginar.

Por  Leide Lessa

Publicado: 2017-09-07

Creo que los voluntarios y educadores de la Universidad del Trabajador, que forman parte del INFOCAP, instituto de capacitación laboral para la población penal, también estarían de acuerdo con este concepto. Desde 2012, a través del programa “Forjando Oportunidades”, ellos trabajan en la ex Penitenciaría y en el Centro Penitenciario Femenino (CPF) de San Joaquín con “estudiantes” privados de libertad.  

Este programa seguramente está trayendo un cambio positivo a la sociedad y espero que sea seguido en otras partes del país. Así quizás otras instituciones puedan empezar nuevos programas de asistencia voluntaria a cárceles y prisiones.

También hay un proyecto de intervención artística-social muy interesante en las cárceles de la Ciudad de México. Lorena Méndez, quien desde hace 12 años encabeza el colectivo La Lleca, espera que los presos sientan que este es un espacio de armonía y respeto. Los voluntarios son psicólogos, ingenieros, comunicadores o artistas plásticos, y ellos donan los recursos para las actividades. La Lleca ha trabajado con más de 1500 presos hasta ahora.

En Perú algo semejante ocurre en la Penal de Cusco. Allá, con el apoyo del Banco Mundial, voluntarios desarrollan un trabajo en que se busca evitar que los presos vuelvan a la cárcel. Para ayudarlos en la reinserción en la sociedad cuando estén libres, les ofrecen capacitación profesional.

No tengo dudas de que todos esos voluntarios sienten que se están enriqueciendo como personas, pues eso fue lo que yo sentí en los 8 años en que fui capellán voluntaria de la Ciencia Cristiana en una cárcel de Boston, EEUU. Durante ese período hablé con más de 500 encarcelados y pude ver transformaciones de carácter, arrepentimiento, ganas de cambiar hábitos y amistades, curaciones físicas y emocionales.

Conocer las ideas sanadoras de la Biblia y del libro Ciencia y Salud, de Mary Baker Eddy, trajo a muchos una esperanza y un concepto de la vida que jamás habrían podido imaginarse. La idea de que es posible vivir sin miedo, volver a empezar a cualquier edad bajo un nuevo punto de vista, perdonarse y ser perdonado eran los puntos que más tocaban al corazón de todos.

Donar mi tiempo y conocimiento a esas personas enriqueció mi propia forma de ver el mundo, me trajo un nuevo concepto de compasión y confirmó mi certeza de que todos tenemos un corazón bueno y puro, independientemente de lo que hayamos hecho en el pasado. Todos podemos cambiar para bien cuando confiamos en el poder transformador del Amor divino.

Donar de esa manera nos enriquece, nos transforma en mejores ciudadanos y contribuye a que tengamos una sociedad más justa y sana.

Leide Lessa es maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana y escribe reflexiones sobre espiritualidad y la vida. Email: lessal@csps.com Twitter: @LeideLessa


Escrito por

Carmen Olivas

Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana para Perú.


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